Espectaculares paisajes selváticos de
cascadas y cataratas impresionantes, cuevas que desbordan misterio, gigantescas
grutas de piedra, y una impetuosa biodiversidad son pistas que nos llevan a
Tingo Maria (Huánuco), conocida como la “Bella durmiente”, debido a que sus
montañas delinean la silueta verdosa de una dama durmiendo a la espera de que
su príncipe la despierte.
Un hechizo que la mantiene en el sueño
eterno, según las leyendas que se tejen alrededor y que la han convertido en el
Parque Nacional de Tingo María, área protegida por el Estado y donde sus
principales guardianes son sus propios pobladores. La ciudad encanta y destella vida, y no
solo por su gente acogedora y su sol radiante, sino también por sus seductores
territorios ideales para el turismo de aventura. Aquí no podemos dejar de
mencionar la caverna más famosa de la selva: Las Lechuzas, considerada la cueva
que no tiene fin, según los habitantes y que en realidad no alberga lechuzas,
sino murciélagos y otras aves nocturnas.
Cualquiera que se atreva a visitar Tingo
María se encontrará con distintas historias que vienen desde épocas
prehispánicas, excentricidades que la hacen distinta y atractiva para quien no
la conoce y para quienes ya vinieron, se convierte en un recodo para
escabullirse entre sus mitos y naturaleza.
Tingo María está de fiesta hoy. Sus
famosísimas danzas acompañadas con orquestas estarán pasando por los parajes de
este distrito dando el aviso que se conmemoran 76 años de su fundación desde
aquel 4 de enero de 1940. Un día que no pasa desapercibido y que se aprovecha
para presentar distintas manifestaciones culturales en su honor.
Su plaza de armas será el escenario para
la concentración por su aniversario. Y es que el distrito, ubicado en la
provincia de Leoncio Prado, le corresponde esta hazaña de resaltar y recordar
un día como hoy.
FOTOGRAFIA: JOEL RAMIREZ BAUTISTA
Sin lugar a dudas su deslumbrante y
típica gastronomía impresionará a los visitantes, que no dejarán de degustar el
tacacho con cecina, los deliciosos juanes, la clásica patarashka, y el
inchicapi de gallina, entre otros deliciosos canapés. Los lugareños lo consideran como un
verdadero paraíso, pues dicen tenerlo todo. Y quizá por ello sean tan alegres y
amables con sus visitantes. Un lugar donde se respira tranquilidad y que
inspira a quedarse.
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